Disartria

LA DISARTRIA

La disartria se puede definir como:

“El trastorno de la expresión verbal causado por una alteración en el control muscular de los mecanismos del habla. Comprende las disfunciones motoras de la respiración, fonación, resonancia, articulación y prosodia. No suelen incluirse en el concepto de disartria los trastornos del desarrollo de la articulación (dislalia), la tartamudez, o aquellos basados en una alteración somática estructural o psicológica” (Peña-Casanova).

“Alteración de la articulación propia de lesiones en el S, así como de enfermedades de los nervioso de los músculos de la lengua, faringe y laringe, esponsales del habla” (Gallardo y Gallego).

“Dificultad de la expresión oral del lenguaje debido a trastornos del tono y del movimiento de los músculos fonatorios, secundaria a lesiones del SNC” (Perelló y Ponces).

La anartria sería el caso más extremo y grave de la disartria, los niños anártricos están imposibilitados para articular correctamente los fonemas de las palabras.

Morley define otro tipo de disartria denominado dispraxia articulatoria de evolución. Es un trastorno infrecuente que se caracteriza por una afectación de la movilidad voluntaria de la lengua, paladar y labios, mientras que los movimientos involuntarios de estos órganos permanecen normales.

 

 

 

 

0-      EL LENGUAJE DEL ALUMNO DIAGNOSTICADO CON DISARTRIA:

Las lesiones producidas en el SNC pueden localizarse en diferentes puntos, en función de los cuales estableceremos distintos tipos de disartrias. Así podemos diferenciar:

DISARTRIA FLÁCCIDA:

(la lesión está en la neurona motriz inferior)

La disfunción del nervio vago provoca una disfonía fláccida. La voz se torna ronca y el volumen es bajo. Se pueden notar características adicionales, como respiración jadeante, frases cortas y estridor inhalatorio. Debido a la parálisis del músculo elevador del paladar y de los músculos constrictores de la faringe se produce una hipernasalidad a la hora de hablar. La distorsión de los fonemas variará según las estructuras articulatorias implicadas.

DISARTRIA ESPÁSTICA:

(lesión en neurona motriz superior)

El incremento del tono de los músculos laríngeos acarrea un estrechamiento de la apertura laríngea, así como un incremento de la resistencia al flujo de aire. Los pacientes emiten frases cortas. La voz es ronca y se asocia con frecuencia un tono bajo y monótono. Existe esfuerzo en la fonación, siendo la lentitud en el habla y el acortamiento de frases fenómenos acompañantes probablemente compensatorios. A veces se producen interrupciones tonales o de respiración. Es característico que la articulación de las consonantes sea poco precisa, pudiendo incluso distorsionarse  las vocales. Muchos pacientes presentan también hipernasalidad.

 

DISARTRIA ATÁXICA:

(lesión en el cerebelo)

Aspereza de la voz y monotonía en el tono con pocas variaciones de intensidad. También pueden observarse variaciones en la intensidad, hipofonía o temblor de la voz. Poca definición consonántica y distorsión vocálica. Alteración prosódica. Prolongaciones de fonemas o de los intervalos entre ellos.

DISARTRIAS POR LESIONES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL:

El  sistema motor extrapiramidal es parte del paleoencéfalo, destacando entre sus funciones las siguientes:

–          Regulación del tono muscular en reposo y de los músculos antagónicos cuando hay movimiento.

–          Regulación de los movimientos automáticos.

–          Adecuación entre la mímica facial y las sincinesias ópticas.

Las lesiones en el sistema extrapiramidal pueden provocar 2 tipos de disartrias:

*Hipocinética: característica de la enfermedad de Parkinson. Características:

–          Movimientos lentos, limitados y rígidos.

–          Movimientos repetitivos en los músculos del habla.

–          Voz débil, articulación defectuosa, falta de inflexión.

–          Frases cortas

–          Falta de flexibilidad y control de los centros faríngeos

–          Monotonía tonal

–          Variabilidad en el ritmo articulatorio.

 

*Hipercinética: todas las funciones motrices básicas (respiración, fonación, resonancia y articulación) pueden estar afectadas. Entre los trastornos más característicos de las hipercinesias tenemos:

–          Córeas: se caracteriza por movimientos involuntarios e irregulares, lentos o rápidos, de uno o varios músculos. Tono muscular bajo y trastornos de la coordinación. Los pacientes manifiestan alteraciones del habla, hiperdistorsión de vocales y utilización de frases cortas. Producción oral irregular y prosodia afectada.

–          Atetosis: presenta movimientos involuntarios y lentos en la articulación. Problemas respiratorios y de fonación (voz áspera), habla distorsionada y tono monótono.

–          Temblor: a veces hay interrupciones en la emisión de la voz

–          Distonía: alteraciones prosódicas. Disminución en la altura tonal, inspiraciones audibles y temblor de la voz.

 

DISARTRIAS MIXTAS:

La forma más compleja de disartria es la mixta, donde la disfunción del habla es el resultado de la combinación de las características propias de los sistemas motores implicados.

 

1-      EVALUACIÓN DEL LENGUAJE EN LA DISARTRIA:

Dado que una gran parte de los niños están escolarizados a partir de los 3 años, la escuela se convierte en un contexto en el que se manifiestan muchos de los problemas del lenguaje de los alumnos.

Una buena evaluación es aquella que proporciona una descripción lo más completa posible de las características del lenguaje del alumno poniendo especial énfasis en sus puntos fuertes y débiles.

Aunque la evaluación siempre tiene un mismo objetivo, el de conocer el funcionamiento comunicativo lingüístico del sujeto y las condiciones que favorecen su desarrollo, las características concretas de la evaluación serán diferentes según el momento en que esta se realice. Se puede decir que un proceso completo de evaluación comprende tres momentos diferentes, denominados respectivamente: evaluación inicial, evaluación formativa y evaluación sumativa.

La evaluación inicial, que permitirá establecer el punto de partida, suele ser muy exhaustiva, ya que, a menudo, además de evaluar la competencia comunicativo-lingüística del niño, se realizan evaluaciones complementarias que permiten conocer las características del funcionamiento motor, sensorial, neurológico y cognitivo de la persona evaluada y las posibles relaciones con el problema comunicativo-lingüístico que presente.

La evaluación formativa o de proceso ayuda a analizar los procesos realizados y a modificar o ajustar el modo de intervención que se está llevando a cabo. En este momento no se trata sólo de evaluar los logros o dificultades del alumno, sino de incorporar reflexiones sobre la adecuación de las estrategias que se están poniendo en marcha, la validez de estos recursos y tiempos…

Por último, al finalizar una unidad temporal o temática de trabajo conviene realizar una evaluación final que dé cuenta de los avances observados. En este momento se trata claramente de observar los cambios producidos respecto al punto de partida y, por tanto, el grado de consecución de los objetivos propuestos al inicio del proceso de intervención.

Las personas que intervienen en la evaluación pueden ser muy diversas. Además del especialista del lenguaje, otros profesionales, a través de evaluaciones complementarias de tipo médico, audiológico, psicológico, educativo… pueden contribuir a la comprensión de la problemática que presenta el niño. Por otra parte, suele resultar de particular importancia la contribución de personas del ámbito familiar y educativo.

 

Respecto al tema que nos ocupa, las disartrias, cabe destacar la complejidad de evaluar al niño con parálisis cerebral debido a los diferentes trastornos asociados que pueden confluir en esta patología.

Las estrategias de evaluación a las que podemos recurrir para evaluar al niño disártrico irán dirigidas a los siguientes campos:

–          Familiar: los padres nos informarán sobre los primeros meses del niño en aspectos tan importantes como la alimentación, emisión de sonidos, aceptación del niño…

–          Neurológico: las aportaciones del neurólogo facilitarán la evaluación logopédica al proporcionarnos información sobre el tipo de PCI, grado de afectación, trastornos asociados,…

–          Otorrinolaringológico: nos proporcionará información sobre aquellos aspectos anatómicos y funcionales que tienen una repercusión directa sobre el lenguaje y el habla infantil.

–          Fisioterapéutico: aportará información sobre la maduración motriz

–          Psicológico: aportará datos sobre el nivel cognitivo y de socialización, así como información sobre las alteraciones conductuales, fobias, autonomía personal, dependencias sociales, niveles de autoestima y autoconcepto…

–          Logopédico: la evaluación inicial del logopeda abarcará los siguientes aspectos:

I          Evaluación de las praxias bucofaciales: cara, succión, masticación, deglución y babeo.

I          Evaluación de los órganos articulatorios: lengua, labios, maxilares, paladar

I          Evaluación de la respiración y soplo.

I          Evaluación de la voz.

I          Evaluación de los elementos prosódicos del habla.

I          Evaluación de los elementos corporales: tronco, cabeza, hombros.

I          Evaluación articulatoria

I          Evaluación de las actividades vegetativas: risa, llanto, tos.

I          Evaluación de la audición: confirmar o descartar una posible hipoacusia.

I          Evaluación del lenguaje.

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